Si vais a decidir visitar la capital de la música en plena época navideña, os dejo 5 planes que son imprescindibles (algunas las podrás hacer en cualquier momento del año). Os recomiendo el hotel donde yo me alojé, Hotel Beethoven, al lado del Naschmarkt y a 10 minutos a pie de la Ópera, un hotel boutique en el que te sentirás como en casa.
1. Visitar los mercadillos navideños.
Da igual cuando visites Viena porque la ciudad es preciosa pero en invierno tiene ese espíritu navideño que la hace aún más bonita si cabe. Las luces que adornan edificios y calles de la ciudad están puestas con un gusto exquisito y los mercadillos navideños son una atracción turística que añadir en tu visita a la ciudad.
En la plaza de María Teresa, Rathaus, Stephansplatz, Palacio Belvedere y en Schönbrunn tienen mercadillos navideños ideales para comprar algún ornamento decorativo para llevarte en la maleta de recuerdo o tomarse el típico vino caliente y llevarte la taza de recuerdo.
2. Merendar una tarta Sacher en el Café Central.
Enmarcado en un edificio neorrenacentista se convirtió en uno de los puntos de encuentro más importantes de la intelectualidad vienesa, abrió sus puertas en 1860 y es una parada obligatoria para cualquier turista. Para mí, es perfecta para parar a tomar un café y la mítica tarta Sacher mientras escuchas al pianista tocar música clásica.
Después de recorrer toda la ciudad bajo el frío invierno, meterte en el local a descansar, contemplar la arquitectura y tomarse algo caliente es un plan irresistible.
3. Visitar Schönbrunn, la residencia de verano de los Habsburgo.
A 20 minutos en metro del centro de Viena se encuentra el Palacio de Schönbrunn, conocido como el Versalles vienés, un enorme palacio con más de 40 salas que hacen las delicias de los amantes del rococó (como es mi caso).
Aunque los jardines en invierno no son tan imponentes como en primavera, es una delicia pasear por ellos hasta Gloriette, un antiguo pabellón de cristal que alberga en su interior una cafetería en la que merece hacer una pausa, la decoración interior con sus techos altos, ventanales inmensos y arcos de medio punto con columnas romanas es el sitio ideal para tomarse un chocolate caliente tras la visita al palacio.
4. Pasear por dentro del Ringstrasse para ver las luces navideñas.
El Ringstrasse es el anillo que rodea al centro de Viena, perderse por sus calles principales es un espectáculo visual de luces navideñas, todo está decorado con muchísimo gusto, me llamaron mucho la atención la selección de luces navideñas, con mucha clase.
También dentro del Ringstrasse se encuentran todos los edificios qué visitar en Viena: la Ópera, el palacio Hofburg, la Escuela de Equitación Española, el museo de la Albertina, el Rathaus, la plaza de Maria Teresa, la Catedral de San Esteban...
5. Comer un Schnitzel vienés, el plato más famoso de Viena junto con la tarta Sacher.
Hay sitios que se han labrado la fama de tener el mejor Schnitzel como Figlmuller pero, nosotros al ser 10 nos resultó imposible reservar mesa y estaba full booked... ¡pero no pasa nada! en cualquier restaurante típico o las míticas tabernas, llamadas Beisl, tienen siempre el Schnitzel en carta.
A nosotros los que más nos gustaron fueron los que comimos en el Café de la Ópera y en Zwolf Apostelkeller, allí te lo sirven con la patata fría y una salsa de frutos rojos muy rica. Yo probé los de ternera y pollo y me gustaron los dos, por mí, habría comido Schnitzel todos los días, es curioso como un plato tan sencillo sea insignia nacional.
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